Prevención del suicidio

Prevención del Suicidio

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ENFRENTANDO A LA OSUCURIDAD: Conversaciones sobre la prevención del suicidio.

Escrito por Amanda García Rodríguez

Prevención del suicidio.

Hoy, día 10 de septiembre, se celebra el Día Internacional para la prevención del suicidio. En el año 2022, en España, 4.097 personas decidieron quitarse la vida. Más que ningún año anterior, desde que existen registros en el Instituto Nacional de Estadística (INE).

Es una cifra que sin duda pellizca el corazón. Porque ya no es sólo la circunstancia de la persona que decide poner fin a su vida, sino que, ese final abrupto, es el inicio de un duelo sobrevenido de golpe que inunda de forma súbita la vida de los que le rodean. Una situación compleja, delicada y llena de dolor que, en prácticamente todas las ocasiones, viene precedida por tiempos difíciles, de incertidumbre y angustia sobre lo que podría suceder, ya que, el desenlace suele ser consecuencia de un sufrimiento continuado para todos, especialmente para quien toma la decisión.

Por ello, la clave fundamental está en poner el acento precisamente en lo que pretende dar visibilidad la celebración de este día: la prevención. Y para ello, la actuación formativa puede tener un gran impacto. Es muy importante que los profesionales sanitarios posean formación específica en la detección del riesgo suicida y en la identificación de los factores de riesgo, así como de protección. Pero no solo eso. También es de vital importancia que esa formación se haga extensiva a otros profesionales como maestros, policías o bomberos, hacer partícipe a la población general, implicar a los medios de comunicación, ejerciendo una praxis responsable y romper el estigma que recae sobre estas personas y sus familias.

Identificando las señales: como reconocer los signos del suicidio

 

El suicidio es multicausal. No es una enfermedad mental. No es un acto de valor ni de cobardía. Es la solución extrema que encuentra la persona a un sufrimiento psicológico que se le hace insoportable, completamente desbordada y sin capacidad para afrontarlo.

Existen ciertos factores, denominados de riesgo, que pueden contribuir a la conducta suicida. Estos factores pueden ser de diversa índole: físicos o psicológicos, como el diagnóstico reciente o la presencia de una enfermedad física o mental que conlleve un deterioro importante de la calidad de vida de la persona; emocionales, como una baja autoestima, una gran sentimiento de fracaso, falta de habilidades de afrontamiento o sentimientos de desesperanza frente a la vida; relacionados con la vida de la persona, como haber sido víctima de abuso sexual, maltrato o haberse criado en un entorno familiar disruptivo u hostil y, sociales, como tener problemas económicos severos, desempleo de larga duración, aislamiento social o estar en un proceso de duelo. Pero sin duda, el mayor predictor de suicidio es la existencia de intentos previos.

 

Comprendiendo las conductas suicidad: Señales de alerta

 

Puede haber algunas señales que nos pongan sobre la pista de la intención suicida, por ello es muy importante que las familias conozcan esos signos de alerta y así minimizar el riesgo de que se lleve a cabo. Estas señales pueden ser verbales, comentarios negativos que la persona hace sobre sí misma, sobre su vida o su futuro, como “No hago más que causar problemas, os iría mejor sin mi”, y no verbales, como un cambio en su comportamiento, mostrarse más aislado, con mayor tristeza, dejar cosas que antes eran de su interés, comenzar a consumir alcohol y otras sustancias cuando antes no lo hacía o falta de apetito y sueño.

Otras señales que pueden resultar inminentes son, llevar a cabo despedidas inusuales, regalar objetos muy preciados y personales, cerrar sus cuentas en redes sociales o manifestar no querer seguir viviendo. Incluso una mejoría súbita y repentina puede ser un síntoma, ya que podría significar que la persona ha tomado una decisión y eso le hace sentirse libre de sufrimiento y feliz.

Genero y suicidio: explorando las diferencias y comprendiendo el contexto

 

Resulta llamativa la diferencia entre sexos cuando hablamos de suicidio. De cada 4 sujetos que se quitan la vida, 3 son hombre. Las mujeres superan esta proporción si hablamos de intentos de suicidio, ya que en este caso, el número de mujeres es mayor que el de hombres. Pero cuando nos referimos a suicidio consumado, la proporción de hombre es mucho mayor. Quizás esto pueda deberse, o al menos verse afectado, por ciertos (y equivocados) estereotipos sociales que atribuyen al hombre una mayor fortaleza y una menor necesidad de apoyo.

Muchos hombres crecen con el mensaje de “los hombres no lloran” y lo hacen profundamente suyo con todo lo que conlleva. Aprenden a esconder o evitar sus emociones y sus sentimientos, creyendo que son signo de debilidad y por ende, les resulta muy difícil pedir ayuda. Si a un profundo sufrimiento, se le añaden estos obstáculos, el camino puede resultar insuperable para quien lo transita.

El estigma del suicidio

 

Algo que no podemos pasar por alto es el estigma que rodea al suicidio. Aunque a día de hoy nos parezca increíble, hasta 1983 la Iglesia Católica no permitió el rito funerario y la sepultura eclesiástica a las personas que se suicidaban. El suicidio está rodeado por halo de silencio y la vida de los supervivientes, en muchas ocasiones, se impregna de culpa. Pero hay que hablar de suicidio.

Hay que dignificar el intenso sufrimiento emocional que sufría la persona que lo llevó a cabo, sin juzgarla. Y acompañar a las familias, con delicadeza y comprensión, validando cómo se sienten, respetando su proceso y ayudándoles a desprenderse del sentimiento de culpa y responsabilidad.

Suicidio: Estrategias y prevención de apoyo

 

Como decíamos al inicio, el arma más poderosa para combatir el suicidio es la prevención. Es fundamental brindar apoyo y recursos a las personas que se encuentran en situaciones tan críticas y delicadas.

Deben saber que no están solos, que por difícil que parezca, los problemas sí pueden resolverse, que el hecho de no encontrar ninguna solución, no significa que no exista, sino que en ese momento uno no es capaz de verlas. Es importante buscar apoyo y dejarse ayudar, porque, en palabras del psicólogo Edwin Shneidman, “El suicidio es una solución eterna para lo que a menudo no es más que un problema temporal”.

Teléfonos de ayuda a la ideación o conducta suicida

 

024. Linea de ayuda para personas con ideaciones o riesgo de conducta suicida, familiares y allegados. Brinda contención emocional a través de la escucha activa por parte de profesionales cualificados, 24 horas al día, los 365 días del año, con alcance nacional.

Servicios de Emergencia a través del 112 (SAMUR, SUMMA). Atención de emergencia a situaciones de riesgo inminente o tentativas de suicidio.

Asociación Internacional del Teléfono de la Esperanza, 914 590 055 / 717 003 717. Apoyo a las personas que se encuentran en crisis y prevención del suicidio. Disponible 24 horas.

Teléfono de Prevención del Suicidio. 900 925 555. En colaboración con la Fundación Ayuda y Esperanza, línea vinculada al Teléfono de la Esperanza para atender específicamente llamadas donde se presenten ideaciones o conductas suicidas o experiencias cercanas. Disponible 24 horas.

 

 

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1 Comment
  • Maribel
    Publicado a las 09:44h, 20 septiembre Responder

    Muchas gracias por tu publicación, me ha ayudado a comprender algunas de las cosas por las que estoy pasando. Es muy triste que alguien esté pidiendo ayuda a gritos y no sepamos verlo.
    Espero seguir disfrutando de tus escritos.

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